viernes, 20 de julio de 2012

la caña




Después de este descanso veraniego, retomo mi vida, convencido cada día más de la necesidad de mezclarme de una manera más física con la naturaleza. Necesito sentir el aire, aunque sea el de 49 grados al sol que estamos sufriendo por estos pagos, no puedo estar entre cuatro paredes, me ahogo.

Bueno, dejemos de dar vueltas a las ideas que barruntan por mi mente. 

Este verano he estado en las costas gaditanas. Las aguas del atlántico me encantan; frías, limpias e impetuosas. Sus atardeceres, cuando el sol cae sobre las aguas son indefinibles. El azul, que no sabría expresar con palabras y me cuesta tanto plasmar con mi paleta, contrasta con el rojo anaranjado del sol, que poco a poco se va perdiendo en el horizonte. Allí me siento libre, cuando las playas se vacían de niños y de muchachas tostandose al sol. No me importaría vivir allí, aunque seguramente echaría de menos mi tierra asolanada. Así somos, jamás estamos contentos con lo que tenemos.

Todavía no tengo ninguna imagen pintada de esos días, por lo que os dejo una acuarela que realicé hace años en las costa de Huelva mientras pescaba y Coli leía tranquilamente un libro.




                                                    Écija, 20 de julio de 2012



                                                                            Pablo Reina

                                               


LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...