Cuando temprano
paseo a mi perro por la vereda del Genil, en los álamos y olmos que bordean el
rio, un pequeño pajarillo canta incansablemente, levanta el vuelo y siempre pienso
en el aleteo pausado de un murciélago,
es lo que me recuerda, pero no es otro que el bello verdecillo que, aunque sea
una fría mañana de febrero, no cesa de cantar y planear para no pasar inadvertido.
Écija, 19 de junio de 2013
Pablo Reina
Acuarela 21x30 cm |
Bonito verdecillo, Pablo.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Arturo, un saludo.
Eliminar