viernes, 26 de junio de 2015

La duna

Acuarela y lapices acuarelables


Cada día me atrae más la playa, y no es porque este en Écija a 42º a la sombra, no ni mucho menos, no es esa la razón. Me atrae la vida que ella llama, que se alimenta de sus aguas y de lo que ella arrastra, su vegetación, sus dunas, sus acantilados...su playa. Por eso no me atrae la playa en verano, cuando miles de bañistas la asaltan clavando sus coloridas sombrillas y llenando de desechos la arena y el agua. La prefiero solitaria, sin música, sin gritos, sin pelotas, sin niños cavando en sus blancas arenas queriendo simular negros caminos que te llevan a castillos de desechas almenas. Prefiero la playa una mañana de otoño cuando las olas ocultan rápidamente las pocas huellas que los caminantes dejan. 
El frio viento de levante arrastraba la fina arena hasta topar con la escasa vegetación que por allí había. 


                                                               Ecija, a 26 de junio de 2015


                                                                                    Pablo Reina

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