En una caña seca en la linde de un trigal,
haciendo malabarismos para mantenerse quieto canta sin cesar el triguero. Aun
es muy temprano, el frío de la mañana le produce vaho cuando abre el pico para
dejar en el aire húmedo su monótono canto, parece que se lo va a desencajar,
una gotitas de rocío permanecen aun sobre su plumaje. Esta tan ensimismado con
su canto que cuando paso cerca del con el coche ni se inmuta. Paro, me deja observarlo
unos segundos y vuela con las patas colgando hasta un nuevo posadero e
inmediatamente vuelve a sus trinos.
Acuarela 20x20 cm |
Écija, 19 de marzo de 2016
Pablo Reina.
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