sábado, 10 de diciembre de 2011

El rio Genil


Sus aguas turbias engañan. Parecen sucias, su color achocolatado cuando llueve, recuerda a un café con leche enorme. A su paso por Écija, el Genil, que en verano se pasea tranquilo, desata su furia cuando llueve y se desborda por sus márgenes inundando de lodo todo a su paso. Las personas que viven en sus orillas lo quieren pero también lo temen y lo miran preocupado cuando las lluvias persisten. Aun así su nombre evoca vida, sus orillas pobladas de viejos árboles sirven de refugio a numerosos pájaros y sus aguas hacen ricas las tierras que bañan. 

                      Écija, diez de diciembre de 2011

                                            Pablo Reina

                                       


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